Un alto porcentaje de personas y niños con diabetes refiere que no duerme bien. Es evidente que una hipoglucemia nocturna afectará a los planes de descanso, por lo que un buen control de la glucosa en sangre es prioritario para disfrutar de las fantasías de los sueños. De hecho, es posible que una pesadilla no sea más que un intento del cuerpo para despertarnos, y recargar energías si se ha cenado una loncha de jamón de york, por ejemplo. Si por el contrario nos hemos pasado de hidratos de carbono, las visitas al baño entre sombras para vaciar la vejiga también afectarán al reposo nocturno. Y el ciclo se completa con el hecho de que, al dormir poco, se elevan los niveles de hormonas que antagonizan o aumentan la resistencia a los efectos de la insulina, y disminuyen otras, como la leptina, cuya reducción se ha asociado con la tendencia a la obesidad. Es decir, si tu hijo duerme mal por culpa de la diabetes, soñar poco hará que empeoren nuestras glucemias. Hay que salir como sea de este círculo de insomnio maligno.

¿Cómo hacerlo? 

Pues lo primero, mejorando los controles de la diabetes, no hay otra. Mientras el motivo para despertarse sigan siendo las hipoglucemias o el exceso de orina, será imposible que el niño pueda descansar bien. Y en segundo lugar, es aconsejable seguir una serie de consejos generales, fruto del sentido común que tiende a apagarse gracias a la medicalización absoluta. Allá van algunos:

  • Seguir rutinas: intentar ir a la cama y levantarse todos los días a la misma hora. Ya sé que los fines de semana no apetece. Una horita más no pasa nada, pero no es nada recomendable que se levante a mediodía, mejor que esté en el parque jugando con sus amigos el sábado o domingo por la mañana.
  • Evitar estimulantes antes de dormir: no tomar cafeína antes de pillar la cama es tan evidente que la sugerencia parece innecesaria. Sin embargo, hay que evitar muchas otras situaciones que sí estimulan nuestra mente antes de acostarse, situaciones a las que a lo mejor tu hijo está demasiado acostumbrado. Por ejemplo, el dichoso móvil, con sus eternos juegos o esas últimas conversaciones de Whatsapp o jugar con la videoconsola.Una luz directa en los ojos y miles de neuronas buscando la conversación más adecuada, o la palabra de siete letras que contenga la zeta, o intentando pasar pantallas del juego. ¿De verdad que consideras que su mente se está preparando para descansar?
  • Evitar cenas copiosas: es conveniente que la última comida del día debe ser la más frugal de todas, sin olvidar por supuesto las raciones de hidratos de carbono necesarias para evitar hipoglucemias nocturnas, pero sin pasarse. Tampoco es recomendable consumir alimentos que sean difíciles de digerir por alto contenido en grasas. Su cuerpo le está pidiendo dormir y no pasarse toda la noche rumiando los excesos.
  • Controlar la temperatura: con aire acondicionado, ventilador, calefacción o edredón nórdico. Lo que sea necesario en cada momento. Entre 19 y 22° C es lo ideal. Cuanto más lejos estemos de esta estrecha horquilla climática, peor será el descanso.
  • Apagar las luces: sí, incluida la del móvil y ¡a cerrar las persianas!
  • Intentar que esté relajado, olvidándose de problemas o nervioso porque mañana tiene un control de inglés. Sin la luz del sol, los remedios no aparecen y la angustia se recrudece. Seguro que al día siguiente no es para tanto y tiene solución. Ahora, a dormir.
  • Procurar mantener el silencio: si el problema es de ronquidos, entonces es recomendable una visita al médico, pues no solo tienen solución, sino que además pueden esconder algún problema de salud, generalmente pequeño, aunque no hace falta ir a urgencias para solucionarlo.
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Con todo esto, deseo felices sueños primero a vuestros hijos para que podáis descansar vosotros. La perfección no existe. Yo mismo os traslado todos estos consejos y soy el primero en descansar bastante mal aunque, en mi caso, parte de la culpa procede del hecho de formar parte de un gremio profesional que aún está obligado, de forma innecesaria e incomprensible, a hacer turnos de guardia de 24 horas. Pero no quiero agobiaros con mis problemas, no seré yo quien os impida dormir. Buenas noches, y a soñar con páncreas artificiales.

Fuente: Asociación Diabetes Madrid

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