Ante el diagnóstico de diabetes, lo normal es sentirse ansioso por todo lo que esta condición conlleva (los exámenes y controles diarios, un nuevo estilo de vida e incertidumbre sobre el futuro).
Tristemente, las personas creen que no serán capaces nunca de medirse la concetración de azúcar den la sangre ni de inyectarse la insulina que requieren para mantenerse sanas, sin embargo, con el paso del tiempo este tipo de acciones se añaden a las actividades rutinarias como cepillarse los dientes o incluso ducharse.
De cualquier manera, lo importante es poder aceptar todo aquello que sentimos y que pensamos para poder distinguir pensamientos positivos de pensamientos intrusivos que puedan incluso lastimarlos más.