Si bien no hay una zona predilecta, si existen partes del cuerpo, en las que la aplicación que en la mayoría de los casos realizada por el mismo paciente, resulta más sencilla y menos dolorosa.
Aunque no existe la parte del cuerpo ideal, si puedes buscar las zonas en las que hay concentración de gasa, ya que las inyecciones deben aplicarse justo en la grasa que está debajo de la piel y no tocando el músculo. Sin embargo, debes tener en cuenta o consultar con tu especialista, son las áreas que él sugiere de acuerdo al punto en que se encuentre tu condición médica, pues la absorción de la insulina, resulta más rápida en unas partes que en otras.
Si se requiere, por ejemplo, de una absorción lenta, lo más recomendable es inyectar muslos o nalgas, mientras que al hacerlo en los brazos y en el abdomen la absorción de la insulina será mucho más rápida, siendo la zona más común para la autoadministración el vientre.
Es importante descarta la necesidad de no pinchar siempre el mismo punto, es decir, si bien la zona que elegiste, es la zona de los muslos, debes intentar que cada inyección tenga un mínimo de distancia de dos centímetros e ir rotando por toda la zona para no generar efectos adversos. Se aconseja siempre, colocar una aguja nueva en la pluma o jeringa antes de cada inyección y desecharla después de su uso, ya que estas pierden el filo y utilizarla varias veces puede hacer que sea doloroso e incómodo para el paciente.
Para la aplicación:
– Si manejas más de un tipo de insulina, asegúrate de estar utilizando la correcta y cerciórate de la dosis.
– Lava adecuadamente tus manos para prevenir infecciones.
– Cambia la aguja antes de cada aplicación.
– Pellizque suavemente la zona donde va a poner la insulina.
– Inserte la aguja, deposite la dosis y espere unos segundos antes de retirarla.
Recuerde asistir cumplidamente a tus controles para verificar que las dosis indicadas por tu especialista estén manteniendo estable tu metabolismo y te permitan tener una vida saludable.
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