La diabetes es una enfermedad crónica que afectaba en 2014 a 422 millones de adultos en todo el mundo. Cada año acaba con la vida de 1.6 millones de personas y puede conducir a una muerte lenta, con propensión a ataque cardíacos, 2 a 4 veces más que la población general, insuficiencia renal, ceguera, 25 veces más que la población general y amputación de extremidades, 28 veces más que la población general. En Estados Unidos la prevalencia es de 30.2 millones, de los cuales hay 23 millones diagnosticados y 7.2 millones no diagnosticados.

La depresión tiene un papel importante en la incidencia y prevalencia de diabetes tipo 2:

Para ello, analizaron a 2,861 pacientes con edades comprendidas entre los 40 y los 75 años, que tuvieron que responder a un cuestionario sobre el tamaño de la red de amigos, la frecuencia de contacto y la distancia que vivían. Los resultados, que se publicaron en BMC Public Health, muestran que tener una red más pequeña se relacionaba directamente con un diagnóstico nuevo o previo de diabetes tipo 2 entre hombres y mujeres. Aunque las razones subyacentes detrás del enlace no se conocen.

La edad, el sobre peso y tener familiares afectados son factores de riesgo para la enfermedad, además de, el sedentarismo, colesterol alto e hipertensión. La dolencia actualmente no tiene cura y los pacientes se ven obligados a recibir un tratamiento de por vida. Sin embargo, son muchos los

equipos dedicados a encontrar un tratamiento o una mejora de la calidad de vida de estas personas. Esto es lo que han dado de sí, las investigaciones para cada uno de los tipos de diabetes en 2017:

DIABETES TIPO 1

  • Una vacuna que se probará en humanos

Este tipo se suministra a menudo durante de los primeros años de vida, y tras más de 20 años de investigación, un prototipo de la vacuna que podría prevenir esta enfermedad en niños, comenzó los ensayos clínicos en 2018. De acuerdo con un artículo publicado en julio en Vaccine, los científicos han proporcionado evidencia sólida del vínculo entre el enterovirus coxsackievirus B1 y la reacción autoinmune que hace que el cuerpo destruya las células en su propio páncreas. No es una cura, y no eliminará la enfermedad por completo, pero se espera que la vacuna, creada por investigadores de la Universidad de Tampere (Finlandia), proporcione inmunidad contra el virus y consiga reducir potencialmente el número de nuevos casos de diabetes cada año.

  • Existe más riesgo en bebés prematuros

Los bebés que nacen antes de las 37 semanas de gestación y bajo peso, se relacionan con un mayor riesgo de diabetes y enfermedades relacionadas con la obesidad en la adultez, así como una vida más corta, según un estudio de la Universidad Ben-Gurion de Israel. La investigación, publicada en agosto por el American  Journal of Obstetrics and Gynecology, analizó informaciones sobre hospitalización de niños hasta los 18 años, comparando la salud de los bebés prematuros con la de los que nacieron a término (54,073 partos tempranos y 171,000 partos a término): las hospitalizaciones hasta los 18 años estuvieron relacionadas a la morbilidad endocrina y metabólica, más frecuentemente en el grupo de bebés prematuros que en los nacidos a término, especialmente desde que cumplen cinco años.

  • Inmunoterapia efectiva con proinsulina

El avance de la diabetes tipo 1 exige gradualmente dosis más altas de insulina. Hasta ahora, todas las inmunoterapias para regular la actividad de las células T y así resguardar el correcto funcionamiento del páncreas, han resultado infructuosas. Ahora, un equipo del King’s College de Londres, parece que ha logrado dar con una inmunoterapia segura para los pacientes, que frena el avance de la enfermedad.

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Los resultados preliminares del ensayo, publicados en la revista Science Translational Medicine en agosto, fueron alcanzados gracias a la inyección de segmentos cortos de proinsulina, una molécula producida por las células beta del páncreas que luego se convierte en insulina.

En el torrente sanguíneo de los pacientes, los segmentos entrenan a las células T para que reconozcan a las células pancreáticas como inofensivas y dejen de atacar a las células beta que producen proinsulina. A los 12 meses del inicio del estudio, los pacientes que recibieron el placebo, habían necesitado aumentar sus dosis de insulina en 50%. Los que recibieron proinsulina mantuvieron sus dosis estables, sin reacciones adversas.

  • Novedosa terapia con células madre implantadas

En agosto, ViaCyte, una firma especializada en medicina regenerativa, informó de un ensayo exitoso en dos pacientes con diabetes tipo 1, los primeros en recibir una nueva terapia de reemplazo de células de islote que consiste en la implantación de células generadas a partir de células madre embrionarias. Como se trata de una enfermedad autoinmune, la cura definitiva de este tipo de desorden consistiría en que el sistema inmune del paciente dejará de afectar el desempeño de las células pancreáticas. Por ello, los desarrolladores de la terapia consideran que esta cura es “funcional”: no ataca el problema de fondo, sino que soluciona la consecuencia grave en la salud. Cuando los niveles de azúcar en la sangre suban, los implantes liberarán insulina para restaurarlos a la normalidad. Dicho sea de paso, un puertorriqueño, el doctor Rodolfo Alejandro, es un pionero en el implante de células beta en el páncreas que producen insulina y mejoran la diabetes.

  • Un tumor de páncreas benigno podría esconder la clave para acabar con ella

Además de la insulina, otro factor crítico son las células beta, que la producen. La diabetes tipo 1, tiene al sistema inmune atacando y destruye por error a las células beta. Mientras que la deficiencia de funcionamiento de las células beta también contribuye de manera importante a la diabetes tipo 2. El desarrollo de fármacos que pueden aumentar el número de células beta sanas, por tanto, es una prioridad en la lucha contra la diabetes. Los insulinomas, inusuales tumores pancreáticos benignos, derivados de las células beta productoras de insulina, encierran la clave para el desarrollo de mejores fármacos contra la diabetes, de acuerdo con una investigación de la Icahn School of Medicine en Mount Sinai (EE.UU.) publicada en Nature Communications.

DIABETES TIPO 2

Se cree que el secreto para mantenerla a raya puede estar vinculado a hormonas segregadas en el estómago y el intestino, además de lo que se llama la microbiota intestinal. Una investigación conjunta de las Universidades de Gotemburgo (Suecia) y Girona (España) explicaba en mayo el mecanismo de acción de la más efectiva terapia contra la diabetes tipo 2, a través del maquillaje de bacterias intestinales. La metformina, medicamento que se prescribe para reducir la cantidad de glucosa producida por el hígado, parece ser eficaz, pese a que solo pequeñas cantidades de ella lleguen al hígado, incluso en personas con variantes genéticas que le impiden llegar al hígado. Esto levantó las sospechas sobre que los miles de millones de bacterias intestinales serían los agentes de la acción del fármaco, lo que podría ser el paso para el establecimiento de dietas y terapias que propicien el crecimiento de bacterias, a fin de mejorar la calidad de vida de los diabéticos.

  • Tiene un origen bacteriano, lo que abre la posibilidad a nueva terapia
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Aunque las terapias actuales para mantener a raya el mal se enfocan en administrar fármacos que regulen los niveles de glucosa en la sangre, pocos han enfocado su trabajo en dilucidar de las bacterias en esta enfermedad inf lamatoria. Un equipo de investigadores de las Universidades de Stellenbosch (Sudáfrica) y Manchester (Reino Unido), afirmaba en un artículo publicado en agosto: “Ahora tenemos una cantidad considerable de pruebas, muchas de ellas nuevas, que a diferencia de las actuales estrategias para atacar la diabetes tipo 2, involucran el reconocimiento de microbios latentes, procesos inflamatorios crónicos y coagulopatías, ofreciendo nuevas oportunidades para el tratamiento”.

  • Los SMS ayudan a controlarla

Según el estudio publicado en junio en Diabetes Care por Investigadores de Scripps Whittier Diabetes Institute, de la Universidad de San Diego (EE. UU.), hispanos de bajos ingresos con diabetes tipo 2 que recibieron mensajes de texto sobre su salud -a diario y por seis meses- vieron mejoras en sus niveles de azúcar en la sangre similares a las que causan algunos medicamentos reductores de glucosa. Los SMS ayudan a controlar esta condición con el apoyo adecuado de un especialista en diabetes.

Se trata la primera investigación controlada aleatoria para examinar el uso de mensajes de texto para asistir a pacientes hispanos, sin acceso óptimo a servicios de salud, a controlar su diabetes. El estudio del proyecto Dulce Digital se llevó a cabo entre octubre de 2012    y agosto de 2014 con 126 participantes reclutados en clínicas médicas operadas por Neighborhood Healthcare, una organización de salud comunitaria sin fines de lucro, en los condados del sur de California de San Diego y Riverside. Los participantes estaban sin seguro o recibieron cobertura a través de MediCal.

  • El sobrepeso, la obesidad y la diabetes están relacionados con el cáncer

El alto índice de masa corporal (IMC) está relacionado con el riesgo de padecer cáncer y casi el 6% de todos los casos de esta enfermedad en el mundo están relacionados con la combinación de este factor y la diabetes. Los cálculos fueron realizados por científicos franceses y publicados en The Lancet el pasado noviembre.

Los investigadores estudiaron todas las publicaciones en las que los autores establecieron un vínculo entre el IMC, la diabetes y el cáncer para evaluar los riesgos de cada factor. Después, analizaron los datos sobre el IMC de la población y la prevalencia de la diabetes, tanto del primero como del segundo tipo entre 1980 y 2002. También analizaron los datos  GLOBOCAN sobre el cáncer en 2012. De este modo recogieron todos los datos de 175 países del mundo. Los datos sobre el IMC, diabetes y cáncer se compararon con los principales indicadores demográficos. Aunque es imposible establecer exactamente las relaciones causa-efecto, estos resultados enfatizan la importancia de combatir la diabetes y el alto índice de masa corporal.

  • Un tercio de los pacientes abandona el tratamiento por efectos secundarios

Un meta análisis publicado en la revista Diabetes, Obesity and Metabolism afirma que uno de cada tres afectados por diabetes de tipo 2, abandona el tratamiento debido a sus efectos secundarios. Los investigadores de la Universidad de Surrey (Reino Unido), examinaron en detalle la adherencia al tratamiento de 1.6 millones de personas y descubrieron que los que tomaron metformina, el medicamento más común, fueron los más propensos a dejar de tomar las dosis requeridas, concretamente el 30%, en comparación con otros medicamentos para la diabetes: 23% de tasa de abandono de las sulfonilureas (como la gliclazida) y 20% de la pioglitazona.

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