Contrario a lo que muchas personas creen, un paciente diabético puede cuidar de su salud con prácticas realmente sencillas, sin que esto signifique dejar de asistir a controles médicos o renunciar a la insulina en caso de que esta sea necesaria para su salud.

Sin embargo, para varios de nosotros se nos dificulta imaginar una vida saludable sin tener que pensar en restricciones, castigos o veamos este estilo de vida como algo negativo, pues al contrario, es a través de esta mentalidad como logramos estar en armonía con nuestro cuerpo a nivel físco y emocional.

El ser humano funciona como un todo, es decir, requerimos de una relación constante e integral para funcionar. De ahí que se cree el apego hacia ciertas situaciones, personas o incluso pensamientos, y gracias a esta visión objetiva del ser, la ciencia ha incluido la meditación como uno de los grandes aliados para las diferentes condiciones y su tratamiento.

¿Qué es el mindfulness?

Es una técnica de atención plena derivada de la meditación budista que aporta grandes beneficios para la salud de la persona, de manera que se ha comprobado que puede favorecer al bienestar del paciente diabético.

Ahora bien, esto no se trata de sentarse en el piso sin zapatos y repetir ‘OMMMMM’ con los pulgares juntos sobre las rodillas solo por que sí. El mindfulness nos habla de ser y estar presentes en el aquí y en el ahora; puede practicarse mientras caminamos, comemos, conducimos de camino al trabajo, etc.

Varios estudios realizados recientemente, han afirmado que esta práctica permite promover una sensación de satisfacción interior, fortalece el sistema inmune y amplía la capacidad de establecer relaciones interpersonales de manera eficaz. Además es un aliado imprescindible para liberar el estrés del día a día que, finalmente, impacta en nuestros niveles de glucemia y en nuestra estabilidad mental

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¿Cómo iniciar a practicarlo?

El objetivo del mindfulness es poder desarrollar la atención plena, apaciguar la mente y poder reducir la cantidad de pensamientos por un periodo determinado de tiempo.

Algunos expertos recomiendan iniciar con lapsos cortos de concentración entre los 5 y los 10 minutos mientras logramos controlar la intensidad de los pensamientos intrusivos. Respirar de manera consciente nos puede ayudar a enfocarnos en ese simple hecho natural que pasamos por alto durante todo el día.

Además, también podemos tener en cuenta algunas prácticas adicionales como prestar más atención a determinadas sensaciones que experimentamos durante el día, enfocarnos en los olores, detallar los colores de los objetos a nuestro alrededor y saborear los alimentos que comemos. Estas simples acciones también son ejercicios de mindfulness que podemos practicar con frecuencia, sin tener que sacrificar tareas de nuestra rutina diaria.

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