El síndrome metabólico es un trastorno que incluye la presencia de un grupo de factores de riesgo específicos de enfermedad cardiovascular y eleva el riesgo de desarrollar diabetes, enfermedad cardíaca y/o accidente cerebrovascular.

La mayoría de las personas con síndrome metabólico presentan resistencia a la insulina. El cuerpo produce insulina para desplazar la glucosa (el azúcar) hacia el interior de las células a fin de que éstas puedan usarla como energía. La obesidad, una característica frecuente de las personas con síndrome metabólico, impide que las células puedan responder debidamente a la insulina. Si el cuerpo no puede producir una cantidad suficiente de insulina para evitar la resistencia a esta sustancia, el nivel de azúcar en la sangre aumenta y, como consecuencia, podría desarrollarse la diabetes tipo 2. El síndrome metabólico puede ser el comienzo de la diabetes tipo 2.

El grupo de problemas y factores de riesgo asociado con el síndrome metabólico se denominó por primera vez en 1988. El Dr. Gerald Reaven sugirió que la resistencia a la insulina desempeñaba un papel central en el desarrollo de la diabetes tipo 2, la hipertensión y la enfermedad arterial cardiovascular. Reaven llamó a este conjunto de anormalidades “Síndrome X”. Desde entonces, el Síndrome X ha recibido varios nombres, entre ellos, síndrome metabólico, síndrome dismetabólico y síndrome de resistencia a la insulina. En la actualidad, el Síndrome X se conoce mayormente con el nombre de síndrome metabólico.

La asociación americana del corazón (AHA) reconoce síndrome metabólico pues un problema de el cual la preocupación esté aumentando, especialmente entre las personas mayores de 60 años. La investigación sugiere más de 47 millones de Americanos lo tengan. Dado que la población de los Estados Unidos está envejeciendo y debido a que la prevalencia del síndrome metabólico aumenta con la edad, la AHA ha calculado que este trastorno pronto será el principal factor de riesgo de enfermedad cardiovascular, dejando atrás al tabaquismo. Asimismo, se considera que las crecientes tasas de obesidad guardan relación con las crecientes tasas de síndrome metabólico.

Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (National Heart, Lung, and Blood Institute), el conjunto de factores de riesgo del síndrome metabólico incluye:

  • Obesidad abdominal, caracterizada por una medición del diámetro de la cintura de más de 35 pulgadas para las mujeres y más de 40 pulgadas para los hombres (un diámetro de cintura en exceso a los rangos normales es la forma de obesidad que más estrechamente se relaciona con el síndrome metabólico).
  • Presión arterial alta de 130/85 mm Hg (milímetros de mercurio) o superior. Una medición normal de presión arterial es 120 mm Hg o menos para la presión sistólica (la máxima) y 80 mm Hg o menos para la presión diastólica (la mínima). La presión arterial alta está estrechamente asociada con la obesidad y en general se observa en las personas con resistencia a la insulina.
  • Elevación de glucosa en sangre en ayunas nivel igual o superior a 150 mg / dl.
  • Niveles elevados de triglicéridos: más de 150 mg/dl (miligramos por decilitro). Los triglicéridos son un tipo de grasa en la sangre.
  • Niveles bajos de colesterol HDL (el colesterol “bueno”), definido como menos de 40 mg/dl en los hombres y menos de 50 mg/dl en las mujeres.
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El Instituto Nacional del Corazón Pulmón y Sangre (NHLBI) y la Asociación Americana del Corazón (AHA) recomiendan un diagnóstico de síndrome metabólico cuando tres o más de estos factores son identificados. 

¿Cuáles son las causas del síndrome metabólico?

Dada la participación de tantos factores interconectados en el síndrome metabólico, aún no se conoce claramente su causa directa. El aumento en la obesidad, acompañado por un estilo de vida sedentario, contribuye a los factores de riesgo del síndrome metabólico, como el colesterol alto, la resistencia a la insulina y la presión arterial alta. Estos factores de riesgo podrían ocasionar enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2.

Dado que el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina están estrechamente relacionados, muchos profesionales de la atención médica creen que la resistencia a la insulina podría ser una causa del síndrome metabólico. No obstante, aún no se ha establecido un vínculo directo entre ambos trastornos. Otros creen que cambios hormonales, ocasionados por el estrés crónico, conducen al desarrollo de la obesidad abdominal, la resistencia a la insulina y niveles elevados de grasa en la sangre (triglicéridos y colesterol).

Otros factores que, según se cree, contribuyen al síndrome metabólico incluyen variaciones genéticas en la capacidad de una persona de descomponer las grasas en la sangre, edad avanzada y anormalidades en la distribución de la grasa corporal.

¿Cuáles son los síntomas del síndrome metabólico?

Si bien los síntomas que se manifiestan con el síndrome metabólico son escasos, es probable que se observen varios signos. Un síntoma es la evidencia de enfermedad o malestar físico que siente una persona y ésta que puede describir. Por el contrario, un signo es una evidencia objetiva de enfermedad según la observación e interpretación de un médico u otro clínico.

Factores como presión arterial alta, niveles elevados de triglicéridos y sobrepeso u obesidad podrían ser signos del síndrome metabólico. Las personas con resistencia a la insulina podrían presentar acanthosis nigricans, un trastorno caracterizado por manchas oscuras en la piel de la nuca, las axilas y debajo de los senos. Pero, en general, las personas no sienten los síntomas del síndrome metabólico directamente.

Los síntomas del síndrome metabólico pueden parecerse a los de otros trastornos médicos. Consulte a su médico para obtener un diagnóstico.

¿Cómo se diagnostica el síndrome metabólico?

El Panel de tratamiento para adultos III del Programa Nacional para la Educación sobre el Colesterol (National Cholesterol Education Program’s Adult Treatment Panel III, NCEP-ATP III), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Estadounidense de Endocrinólogos Clínicos (American Association of Clinical Endocrinologists, AACE) elaboraron, en forma individual, un conjunto de criterios que se deben seguir para el diagnóstico del síndrome metabólico.

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Entre los criterios de estas organizaciones se cuentan:

  • Obesidad abdominal
  • Índice de masa corporal (BMI)
  • Triglicéridos elevados
  • Colesterol HDL bajo
  • Presión arterial alta (hipertensión) o uso de medicamentos antihipertensivos (medicamentos que se usan para bajar la presión arterial)
  • Niveles elevados de glucosa en la sangre medida en ayunas (un análisis de sangre que se usa para controlar la cantidad de glucosa en la sangre después de un ayuno de un período determinado)
  • Estado protrombótico
  • Resistencia a la insulina identificada por diabetes tipo 2, disminución de la tolerancia a la glucosa en ayunas o disminución de la tolerancia a la glucosa (disminución de la tolerancia a la glucosa que mide la respuesta del cuerpo al azúcar)
  • Otros factores de riesgo

Cada organización tiene sus pautas propias para el uso de los criterios mencionados en el establecimiento de un diagnóstico de síndrome metabólico.

Tratamiento para el síndrome metabólico

El tratamiento específico para este trastorno será determinado por su médio basándose en lo siguiente:

  • Su edad, su estado general de salud y sus antecedentes médicos.
  • La gravedad de la enfermedad.
  • Su tolerancia a determinados medicamentos, procedimientos o terapias.
  • Sus signos y síntomas.
  • Sus expectativas para la evolución de la enfermedad.
  • Su opinión o preferencia.

Dado que el síndrome metabólico aumen ta el riesgo de desarrollar problemas crónicos más graves, como enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2, es importante que se administre tratamiento. Entre otros trastornos que podrían presentarse a causa del síndrome metabólico se incluyen:

  • Síndrome de ovario poliquístico.
  • Hígado graso.
  • Cálculos biliares por el colesterol.
  • Asma.
  • Alteraciones del sueño.
  • Algunos tipos de cáncer.

Los tipos de tratamiento que podrían recomendarse para el síndrome metabólico incluyen:

Control del estilo de vida

Un programa para bajar de peso y el ejercicio proporcionan la base del tratamiento para el síndrome metabólico.  La reducción de peso aumenta el colesterol HDL (el colesterol “bueno”) y disminuye el colesterol LDL (el “malo”) y los triglicéridos. Adelgazar también puede reducir el riesgo de diabetes tipo 2.
Incluso un reducción de peso modesta, del cinco al diez por ciento del peso total, puede afectar favorablemente la presión sanguínea y aumentar la tolerancia a la insulina, así como también puede reducir la obesidad central. La dieta y el ejercicio combinados mejoran los factores de riesgo más que la dieta solamente.
Otros factores relativos al control del estilo de vida incluyen dejar de fumar y limitar el consumo de alcohol.

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