Al hablar de trastornos en el páncreas, la mayoría de personas lo asocia con diabetes o desniveles de azúcar en la sangre. Sin embargo, poco se habla sobre el insulinoma también conocido como tumor de insulina. Aunque se considera el tumor pancreático más común, los especialistas coinciden en que es un tumor extraño, pues solo afecta a 1 entre 250.000 personas.

El insulinoma es una anormalidad compuesta por células encargadas de la producción de insulina, no por esta sustancia. De acuerdo con las estadísticas, el 80% de este tipo de tumores son benignos y pueden extraerse con cirugía. Solo un 10% de insulinomas son malignos y deben recibir el tratamiento correspondiente a un cáncer.

¿Cómo se manifiesta el insulinoma?

Esta malignidad del páncreas se manifiesta con sintomatología asociada a cualquier problema de azúcar: hipoglucemia, debilidad, cefalea. En casos más avanzados, las alteraciones que produce este extraño tumor pueden ser causantes de pérdida del conocimiento, convulsiones o coma. En otros pacientes, se presentan síntomas no asociados a este tipo de trastornos como los cambios de personalidad, hambre o sudoración.

Los síntomas, en la mayoría de personas, aparecen después de periodos largos de ayuno (por ejemplo, el ayuno nocturno). Para llegar a este diagnóstico, los especialistas deben realizar pruebas de laboratorio para chequear los niveles de glucosa y como complemento, pueden utilizar ecografías o análisis de imagen. El tratamiento no es igual para todos los pacientes, algunos pueden sanar solo con la extracción quirúrgica del tumor pero en otros, puede ser la quimioterapia una opción más efectiva.

Tratamiento

  • Resección quirúrgica
  • Diazóxido o, a veces, octreotida en caso de hipoglucemia
  • Quimioterapia
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Las tasas globales de curación quirúrgica se acercan al 90%. En general, un insulinoma pequeño, único, en la superficie del páncreas o cerca de ésta puede enuclearse quirúrgicamente. Si hay un adenoma único grande o profundo dentro del cuerpo o la cola del páncreas, si hay lesiones múltiples en el cuerpo o la cola (o en ambos) o si no se detecta ningún insulinoma (una circunstancia inusual), se practica una pancreatectomía subtotal, distal. En < 1% de los casos, el insulinoma tiene localización ectópica en zonas peripancreáticas de la pared duodenal o en la región periduodenal y sólo es posible hallarlo mediante una búsqueda exhaustiva durante la cirugía. Se practica pancreatoduodenectomía (procedimiento de Whipple) en insulinomas malignos resecables del páncreas proximal. Se realiza pancreatectomía total si una pancreatectomía subtotal previa ha resultado inadecuada.

Si persiste la hipoglucemia, puede indicarse diazóxido en una dosis inicial de 1,5 mg/kg por vía oral 2 veces al día con un natriurético. Puede aumentarse la dosis hasta 4 mg/kg. Un análogo de la somatostatina, octreotida (100-500 mcg subcutánea 2-3 veces al día), muestra eficacia variable y debe ser considerado en pacientes con hipoglucemia persistente con resistencia al diazóxido. Los pacientes que responden pueden pasar a recibir una formulación de octreotida de acción prolongada, administrada en dosis de 20-30 mg IM una vez al mes. Los pacientes tratados con octreotide pueden requerir también suplementos de enzimas pancreáticas, porque el octreotide inhibe su secreción. Otros fármacos que ejercen un efecto modesto y variable sobre la secreción de insulina son verapamilo, diltiazem y fenitoína.

Si no es posible controlar los síntomas, puede intentarse la quimioterapia, pero la respuesta es limitada. La estreptozotocina induce una tasa de respuesta del 30 al 40% y, cuando se la combina con 5‑fluorouracilo, una tasa de respuesta del 60% que dura hasta 2 años. Otros agentes son doxorrubicina, clorozotocina e interferón. Las quimioterapias más modernas en investigación para insulinoma son regímenes basados en temozolomida, everolimús o sunitinib.

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