Las personas con diabetes tienen mucho más riesgo de sufrir úlceras en los pies que pueden llegar a complicarse y derivar incluso en una amputación. Algo que puede evitarse controlando la enfermedad y dando un cuidado especial a los pies.
No prestar atención a los pies puede tener problemas de salud, pero en el caso de una persona diabética esto puede derivar en algo más grave.
Según datos del Colegio Oficial de la Comunidad de Madrid (COPOMA) hasta el 34% de las personas diabéticas pueden desarrollar úlceras en el pie.
La tasa de amputación por pie diabético es de 52 por cada 100.000 habitantes, muy por encima de países como Francia o Reino Unido. Algo que, según el Dr. Pedro Villalta, presidente del Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA), podría evitarse en la mayoría de los casos con la intervención de un podólogo a tiempo.
Qué es el pie diabético
Este trastorno es una consecuencia más de la diabetes cuando no está bien controlada e incluso estando bien controlada puede haber cierto grado de incidencia. Y es que unos niveles de glucosa altos en sangre provocan:
– Una afectación de los nervios de las piernas y los pies, lo que se conoce como neuropatía, de forma que la persona pierde sensibilidad en esta zona.
– Una disminución del riesgo sanguíneo de las piernas y los pies (vasculopatías).
Ambas situaciones, la falta de sensibilidad y la mala circulación pueden provocar que lo que empieza con una simple herida en el pie se acabe convirtiendo en una úlcera con consecuencias nefastas.
Esto ocurre porque, tal y como asegura el Dr. Villalta, al paciente “se le suele pasar por alto esa herida que tiene en el pie ya que no nota dolor ni tampoco tiene costumbre de revisar los pies. Y se controla, una pequeña herida en un paciente con diabetes es mucho más grave que en una persona sana, pues al fallar la circulación, cicatriza mucho peor, con lo que aumenta el riesgo de infección y de tener que amputar el dedo”, explicó.
Cómo cuidar el pie diabético
El Dr. Villalta asegura que las consecuencias del pie diabético podrían evitarse. En primer lugar, teniendo la enfermedad bajo control con la medicación adecuada, así como dieta y ejercicio y por otro lado es muy importante ser muy cuidadosos con los pies. Por tanto, si tiene diabetes:
– Revise diariamente sus pies y busque cualquier señal de pequeña rozadura, herida, enrojecimiento, cambio del color de las uñas, es importante fijarse bien entre los dedos de los pies, las uñas, el talón. Ante la mínima señal de lesión, acuda al podólogo para que haga la cura pertinente.
– Lave los pies a diario con agua templada. Tanto su es muy fría como si es muy caliente agrede la barrera lipídica de la piel. Tampoco tenga los pies más de 5 minutos en remojo y evite usar guantes de crin o piedra pómez, seque muy bien los pies, especialmente entre los dedos, para que no queden zonas húmedas.
– Hidratar los pies dos o tres veces al día con una crema específica. No deje ningún rincón sin hidratar. Si la piel está seca tiene mayor tendencia a sufrir grietas que son una puerta de entrada a gérmenes y en consecuencia, infecciones.
– Utilice medias de tejido natural sin costuras y cámbialas a diario. Unas medias inadecuadas también pueden provocar pequeñas lesiones o dificultar la circulación, sobre todo si aprietan en los tobillos.
– El calzado debe de ser de buena calidad de piel, sin costuras internas, ligeros y transpirables. Es muy importante que se adapte muy bien al pie y que no apriete. Un consejo es comprarlo al final del día ya que el pie se encuentra más inflamado.
– Evitar sandalias, tacones altos o puntas estrechas ya que pueden provocar rozaduras. La elección del calzado es esencial porque es uno de los factores que más influye en la aparición de posibles lesiones.
– Revise a diario el interior de los zapatos con la mano, puede haber alguna piedra o cualquier otra cosa que, al tener poca sensibilidad en el pie, puede pasar inadvertido y originar una lesión.
– Corte sus uñas de los pies de forma recta para evitar que se clave los laterales.
– Evite caminar descalzo, tanto en casa como en la playa. Las personas diabéticas deben proteger especialmente sus pies ya que tiene muy poca sensibilidad en ellos.
Y recuerde, aunque no tenga ninguna lesión y controles la enfermedad, debe acudir cada 6 meses al podólogo para una revisión en profundidad.
Con los cuidados oportunos el pie diabético no tiene por qué dar problemas, pero sin ellos los riesgos son muy altos.
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