Por: Margarita Ramírez, MD
Directora del Programa de Entrenamiento Endocrinología
Hospital Universitario de PR

La asociación entre depresión, enfermedad mental y diabetes se ha reconocido por años. A pesar de esto, es frecuentemente ignorada, cuando debería ser un componente vital del cuidado holístico de la diabetes.

Alarmantes estadísticas

Ha habido estudios que establecen una prevalencia de depresión en los pacientes diabéticos de alrededor de un 35%. Por otro lado, los pacientes deprimidos tienen un mayor riesgo de padecer diabetes (37%). Las personas con diabetes tienen de 2 a 3 veces mayor riesgo de padecer depresión que aquellos que no padecen la enfermedad. Además, solo el 25-50% de estos son diagnosticados y tratados de su depresión, a pesar de que se ha visto que tratar una de estas condiciones influye en la mejoría de la otra. La depresión es uno de los síntomas más ignorados en los pacientes diabéticos y está directamente relacionado a una peor calidad de vida.

Diagnóstico: culpable de depresión

El diagnóstico de diabetes puede aumentar la posibilidad de que una persona sienta depresión debido a varios factores; or ejemplo, tener que hacer cambios en el estilo de vida, tener que cuidar todo lo que se come y limitarse con algunos alimentos, sentir dificultad para lograr un control de la glucosa y la sensación de culpabilidad que esto pueda generar, miedo a las hipoglucemias, miedo a las complicaciones, miedo a tener que requerir de insulina y,si ya la usa, miedo a las inyecciones.

El diagnóstico de una enfermedad crónica como la diabetes, puede llevar a muchas personas a sentir faltas de esperanza, a sentirse irritables, ansiosas y culpables. Y esto como reacción a las dificultades que conlleva vivir con una condición física demandante y asociada a complicaciones debilitantes que afectan adversamente la calidad de vida. Los malos hábitos asociados a padecer diabetes pueden estar reforzando el padecer también de depresión (inactividad física, dieta no saludable o estilo de vida estresante).

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Síntomatología

Síntomas depresivos llevan a un peor control glucémico y un aumento en las complicaciones diabéticas, ya que se ha encontrado que las personas diabéticas con depresión son tres veces más propensos a no cumplir con su terapia (no seguir dieta, no hacer ejercicio, no dejar de fumar, no tomar susmedicamentos, no verificarse el azúcar). Por otro lado, el pobre control glucémico y la discapacidad que resulta del aumento en las complicaciones, puede causar o empeorar la depresión y, a su vez, disminuir la respuesta a la terapia antidepresiva. La persona diabética con depresión tieen un mayor riesgo de infarto cerebral, mortalidad cardiovascular y mortalidad en general. Además, estos individuos tienden a tener un riesgo exagerado y má temprano de demencia.

Pero tranquilo, hay esperanza…

Sin embargo, hay esperanza, ya que existen maneras efectivas de tratar ambas condiciones de forma integral y combinada. La mejor respuesta a intervenciones psicológicas ocurre cuando se combinan con educación de diabetes, lo cualle provee al individuo las herramientas de automanejo junto al apoyo psicológico que le permita usar este conocimiento de forma efectiva. 

Existen tratamientos tanto farmacológicos (con antidepresivos) como no-farmacológicos, que incluyen terapias de cambios en el comportamiento cognoscitivo, terapia interpersonal y programas de ejercicio. Además, otras intervenciones efectivas incluyen: modificación de la dieta, interacción social con amigos y familiares, técnicas de relajación, higiene del sueño y técnicas de meditación tipo ‘mindfulness’. Al utilizar todas estas formas de terapia psicológica, logramos un control efectivo de la depresión, prevenimos la recurrencia de este estado, y además, logramos un mejor control glucémico, ya que una persona con mejor salud mental, querrá hacer todos los cambios necesarios para mejorar su salud y, por ende, tendrá menos complicaciones crónicas de la enfermedad.

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En resumen, cada vez es más clara la relación bidireccional entre diabetes y depresión y hay que crear conciencia de la importancia de manejar la diabetes y las condiciones psicológicas subyacentes y así poder mejorar el desenlace clínico de estos pacientes.

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