Por Angélica Claudio Merced
El Departamento de Salud de Puerto Rico coloca a la diabetes como la tercera causa de muerte en el país. Año tras año y pese a las extensas campañas de cómo llevar un estilo de vida saludable, cerca de un 17% de la población es diagnosticada con algún tipo de diabetes, siendo la diabetes tipo 2 la más común entre los puertorriqueños. Lo preocupante es que la prevalencia de esta enfermedad parece ir en aumento.
Mortalidad
Según datos de la División de Prevención y Control de Enfermedades Crónicas del Departamento de Salud, la tasa ajustada por edad de mortalidad en diabetes es de 71.9 muertes por cada 100 mil habitantes en la Isla. Para el 2015, más de 460 mil personas en Puerto Rico de 18 años o más padecían de esta enfermedad. De estos, un 65.4 % tenía una condición de salud regular o pobre. “La educación, la buena alimentación y los medicamentos apropiados en el paciente diabético siguen siendo la piedra angular para mantener un buen control, sin ninguna complicación a corto o largo plazo”, destacó el endocrinólogo Manuel Alegre.
En la mayoría de los casos, la tasa de moralidad de esta enfermedad se debe a otras afecciones que se manifiestan como una complicación de la diabetes, entre estas las condiciones cardiovasculares. “Más de un 70% de estos pacientes mueren de condiciones cardiovasculares como lo son infarto al miocardio, una apoplejía y otros factores de riesgo que están asociados, como la presión arterial elevada, insuficiencia renal y el colesterol alto con predisposición a formar placas de colesterol en los vasos sanguíneos. Por eso seguimos enfatizando en que la dieta y el ejercicio siguen siendo de vital importancia antes de comenzar al paciente en medicamentos. Tenemos que aprender a individualizar sus mecanismos de acción para así disminuir la mortalidad en nuestros pacientes y ejercer un buen control de su diabetes”, señaló el doctor Alegre.
Para este médico, con más de 31 años de experiencia en la endocrinología, la prevención es clave para disminuir el porcentaje de mortalidad de esta enfermedad.
“Es una pena que a pesar de tanta educación en los medios de comunicación del país, aún el paciente diabético no reconoce la importancia de ello. Creo que las entidades gubernamentales, las asociaciones médicas y las aseguradoras de salud deben hacer un mayor esfuerzo para reeducar y llevar el mensaje al paciente diabético y a su médico primario”, expresó.
Diabetes tipo 1 y 2
La diabetes es una enfermedad crónica en la que los niveles de azúcar o glucosa en la sangre se descontrolan porque el cuerpo no puede convertir esa glucosa, que conseguimos de los alimentos que ingerimos, en energía. Existen dos clases de diabetes, la tipo 1 (que puede iniciar desde recién nacido hasta la adultez temprana) y la tipo 2 (que se desarrolla en la adultez).
“La diabetes tipo 1 es una condición autoinmune donde hay una destrucción total de las células Beta del páncreas, causada por anticuerpos y virus que hacen que este paciente necesite insulina de por vida. Mientras que la diabetes tipo 2 es una enfermedad sindrómica que se caracteriza por una deficiencia en la secreción de insulina por las células beta pancreáticas y por una resistencia a la insulina a través de los años. Por lo general, los diabéticos tipo 2 son pacientes obesos en más del 80% y donde la genética familiar juega un papel importante”, dijo el galeno.
El diagnóstico de la diabetes
De acuerdo al doctor Alegre, en Puerto Rico existen más de medio millón de personas diagnosticadas con diabetes y otros más que están en pre-diabetes (que es cuando el nivel de azúcar se encuentra en 100 mg/dl en ayunas). El diagnóstico de diabetes se da a través de una prueba de hemoglobina glicosilada, que mide el control glicémico del paciente cada tres meses.
“Esta es la prueba que nos permite ver que tan controlado está el paciente y qué medidas tenemos que tomar en términos de dieta, ejercicio o cambio en medicamento para mejorar su condición y el promedio de azúcar deber ser de un 7%”, explicó.
El diagnóstico se confirma cuando el nivel de azúcar en la mañana es mayor de 125 mg/dl en más de dos ocasiones.
“El ser enfático con el diagnóstico y explicar lo que ello conlleva de ahí en adelante es de suma importancia para el paciente. El enviarlo a la nutricionista e individualizar su tratamiento es imperativo desde el principio. Sin duda la educación, la dieta y el ejercicio juegan el papel más importante en este Síndrome Metabólico que es la raíz del problema de la diabetes”, advirtió el endocrinólogo.
El impacto del médico
Por último, el doctor Alegre enfatizó en que la colaboración entre el paciente y su médico es fundamental para prevenir complicaciones mayores y que la persona reciba el tratamiento adecuado tras un diagnóstico de diabetes.
“La motivación y el impacto que su médico le dé al paciente desde un principio que se diagnostique con diabetes, los medios adecuados de tratamiento individual y el compromiso del paciente con su condición van a jugar un papel fundamental para evitar complicaciones futuras, además de los costos sociales y económicos que esta condición conlleva”, precisó.
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