Las mujeres con diabetes tipo 1 pueden quedarse embarazadas, pero deben realizar visitas de control antes y durante del embarazo ya que la diabetes puede afectar al pronóstico de la madre y al de su futuro hijo.

Los efectos más frecuentes son un mayor riesgo de aborto (de ahí la infertilidad que pueden padecer algunas mujeres con diabetes), malformaciones y otras complicaciones maternales y fetales, sobre todo si hay un mal control metabólico.

Múltiples estudios han demostrado que el riesgo de malformaciones está relacionado con el mal control glucémico en las primeras semanas de gestación. Por este motivo, la optimización del control debería iniciarse antes del embarazo. Sin embargo, todavía dos tercios de las mujeres con diabetes no planifican el embarazo, probablemente por el desconocimiento de sus consecuencias.

¿Por qué debería realizarse un control de la diabetes antes del embarazo?         

Si una mujer con diabetes tipo 1 tiene el deseo de quedarse embarazada, debería consultar con su endocrinólogo para ser derivada a una unidad especializada y poder planificar el embarazo adecuadamente con el objetivo de:

  • Conocer el riesgo que conlleva la gestación y qué hacer para prevenir y reducir las complicaciones maternas y fetales.
  • Informarse sobre el uso de métodos anticonceptivos eficaces hasta conseguir unos niveles de glucosa óptimos.
  • Evaluar las complicaciones crónicas de la diabetes y diagnosticar enfermedades autoinmunes como la celiaquía o la enfermedad tiroidea, si hay sospecha.
  • Conseguir los objetivos de control glucémico óptimos para el embarazo, recomendando niveles de hemoglobina glicosilada menores del 6,5%, glucemias antes de las comidas entre 70 y 95mg/dl y una hora después de éstas entre 90 y 140mg/dl, intentando evitar las hipoglucemias. Será necesaria una adecuada educación diabetológica y aumento de la frecuencia de los autocontroles de glucemia capilar (7-10 al día).
  • Valorar si alguna insulina está contraindicada para la gestación o si debe cambiarse el tratamiento para conseguir unos objetivos de control tan estrictos (infusor subcutáneo de insulina).
  • Seguir las recomendaciones médicas sobre la toma de suplementos nutricionales con ácido fólico 3 meses antes de la gestación para prevenir los defectos del tubo neural (espina bífida) y yodo (para disminuir el riesgo de alteraciones en el desarrollo neurológico fetal).
  • Valorar la diabetes de la madre para detectar circunstancias que hicieran desaconsejable una gestación. 
También puede interesarte:  Este es el único yogur que te ayuda a reducir el azúcar en sangre

Cuatro casos en los que es desaconsejable una gestación

Hay situaciones de muy alto riesgo que desaconsejan la gestación mientras se mantengan: 

  • Nefropatía grave.
  • Hipertensión de difícil control.
  • Infartos recientes.
  • Retinopatía grave, con mal pronóstico visual.

Es conveniente que durante la valoración de este proceso participen la gestante y su pareja. 

¿Es necesario llevar un control de la diabetes durante el embarazo?

La diabetes repercute sobre el pronóstico del embarazo y del recién nacido, igual que lo hace el embarazo sobre la diabetes. Así, en un ambiente hiperglucémico, hay más riesgo de desarrollar complicaciones.

Repercusión de la diabetes sobre el embarazo y el recién nacido.

  • El embarazo. La diabetes puede provocar un aumento de las infecciones urinarias, candidiasis vaginal, polihidramnios (exceso de líquido amniótico), hipertensión y prematuridad.
  • El recién nacido. Tener hiperglucemias al inicio del embarazo, cuando se forman los órganos, podría repercutir en la aparición de malformaciones (sobretodo cardíacas y del sistema nervioso) y aborto.  Después repercutiría en la aparición de crecimiento intrauterino restringido en diabetes de larga evolución o macrosomía (recién nacidos de más de 4 kg), aumento de cesáreas, miocardiopatía, inmadurez del recién nacido (problemas respiratorios o metabólicos) y aumento del riesgo de obesidad y diabetes tipo 2 en la vida adulta.

Repercusión del embarazo sobre la diabetes.

  • Los cambios hormonales son responsables de las modificaciones en las necesidades de insulina, que habrá que adecuar para evitar hipoglucemias graves o cetoacidosis en la madre. Al inicio del embarazo se reducen las necesidades de insulina, aumentando el riesgo de hipoglucemias. A partir del segundo trimestre, hay un aumento progresivo de las necesidades de insulina hasta el final. Después del parto, se producirá una brusca disminución de las hormonas placentarias, dando lugar a una caída radical de las necesidades de insulina que se mantendrán durante la lactancia (recomendada).
  • El embarazo puede favorecer el inicio o progresión de complicaciones vasculares, por lo que deben evaluarse el fondo de ojo y la albúmina en orina.
También puede interesarte:  Novedad tecnológica para el control de la diabetes: Dispositivo Min Med 670 G

Fuente: Sant Joan de Déu, Hospital

Comentarios de Facebook