La enfermedad renal crónica afecta a uno de cada tres puertorriqueños; se estima que en la actualidad existen aproximadamente un millón de personas que pudieran verse afectados y aún no lo saben.

Desarrollo

Los factores hereditarios son la mayor causa de esta situación, la cual se espera que aumente en las próximas décadas debido a la ignorancia sobre el tema, principalmente entre los pacientes de diabetes, alta presión arterial y problemas cardíacos.

“Esas son las principales causas de daño en el riñón”, explicó el nefrólogo intervencional y médico vascular, el doctor Félix Pérez Ramos. “Esos pacientes deben hacerse una prueba de creatinina para ver cómo está filtrando ese riñón. Se usan unos valores referentes a la edad, raza y sexo y se realiza una prueba que determina la presencia del porcentaje de creatinina en la orina. Si hay mucha, eso te da un aviso que ese riñón no está filtrando bien”, destacó.

Se recomienda este examen si hay señales de que los riñones no están funcionando a su capacidad normal. También puede hacerse para ver qué tanto ha progresado la enfermedad renal. El examen se recomienda para las personas con enfermedad renal crónica e igualmente para aquellas que puedan presentar enfermedad renal debido a diabetes, antecedentes familiares de enfermedad renal, infecciones de las vías urinarias frecuentes, enfermedad del corazón, presión arterial alta y obstrucción urinaria.

Tasa de filtración glomerular

La tasa de filtración glomerular es un examen utilizado para verificar qué tan bien están funcionando los riñones. Específicamente brinda un cálculo aproximado de la cantidad de sangre que pasa a través de los glomérulos cada minuto. Los glomérulos son los diminutos filtros en los riñones que filtran los residuos de la sangre. “Ese es el panel metabólico básico”, apuntó el galeno.

Los resultados de los análisis de creatinina en sangre se miden en miligramos por decilitro o en micromoles por litro. El intervalo normal para la creatinina en sangre puede ser de 0,84 a 1,21 miligramos por decilitro (74,3 a 107 micromoles por litro). “Tu nivel de creatinina puede aumentar de manera temporal si estás deshidratado, tienes un bajo volumen de sangre, comes mucha carne o tomas determinados medicamentos”, detalló el entrevistado.

El intervalo normal para la creatinina en sangre puede ser de 0,84 a 1,21 miligramos por decilitro 74,3 a 107 micromoles por litro, entre hombres y mujeres y según la edad. Si el nivel de creatinina es superior al normal, su médico le recomendará confirmar los resultados con otra prueba de orina o análisis de sangre. Si tiene diabetes tipo 1 o tipo 2, el médico podría recomendarle una prueba de creatinina al menos una vez al año.

Según la National Kidney Foundation, los resultados normales van de 90 a 120 mL/min/1.73 m2. Las personas mayores tendrán niveles de TFG (tasa de filtración glomerular) por debajo de lo normal debido a que dicha tasa disminuye con la edad.

“Otra prueba para determinar si el riñón está en sus condiciones normales o hay daño, es la de albúmina. La presencia repetida de pequeñas cantidades de albúmina en la orina se conoce como microalbuminuria y se asocia a las primeras fases de la enfermedad renal”, especificó el doctor Pérez Ramos.

La albúmina es una proteína producida por el hígado. La albúmina ayuda a mantener el líquido dentro del torrente sanguíneo sin que se filtre a otros tejidos.  Los niveles de albúmina bajos podrían indicar un problema del hígado o los riñones.

“Una manera fácil de saber esos valores es el Guide to Frecuency of Monitoriong by GFR and Albuminuria Category o GFR. En categoría de persistencia de albúmina por un año en la A1, la situación es normal para el paciente, ya de A2 hasta A3 hay algún tipo de daño. Si a esto le añades un GFR de G5, ahí ya tienes un paciente de diálisis. La presencia repetida de pequeñas cantidades de albúmina en la orina recibe el nombre de “microalbuminuria” y se asocia a las primeras fases de la enfermedad renal”, destacó.

La persona que experimente alguno de los siguientes síntomas debe comunicarse inmediatamente con su médico: aumento de la frecuencia urinaria, dolor al orinar, pérdida de peso. Si nota síntomas de niveles bajos de azúcar en sangre, como temblores, sudoración y cansancio. Observación de signos de confusión, falta de aire, dolor de pecho o malestar; la inflamación de los labios o de la garganta debe ser evaluada de inmediato, especialmente si comenzó con un medicamento nuevo. Si siente que el corazón late rápidamente o si experimenta palpitaciones. Náuseas que afectan la capacidad de comer y no se alivian con medicamentos recetados. Diarrea (de 4 a 6 episodios en 24 horas) que no se alivia con medicamentos ni con una modificación en la dieta.

“Si el paciente me da un resultado similar cada tres meses, ese funcionamiento está controlado o estable. Ahora, si los números van en aumento y, por ejemplo, de un A1 comienzas a un A2 con un G2 entonces ya tienes un paciente con una patología renal moderada. Mis pacientes son conscientes de la necesidad de hacerse estas pruebas cada tres meses. Es imperativo que tenga presente todo aquel que comience con una función disminuida en el riñón, que se debe evaluar sin falta cada tres meses”, enfatizó el interlocutor. 

“La tercera prueba que se debe realizar en caso de tener alguna situación anormal con los riñones, son las imágenes para ver si hay quistes, masas u otra situación física con características de patología”, enumeró el nefrólogo.

Las pruebas de imagen como la ecografía proporciona imágenes de los riñones, las que ayudan al médico a visualizar el tamaño y forma de los riñones y determinar si hay algo inusual. Durante el estudio, una máquina de ultrasonido envía ondas sonoras hacia la zona de los riñones y las imágenes se registran en una computadora. Las imágenes en blanco y negro muestran la estructura interna de los riñones y los órganos relacionados.

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Los médicos solicitan ultrasonidos renales cuando están preocupados por algunos tipos de problemas renales o de la vejiga. El ultrasonido renal puede mostrar lo siguiente: el tamaño de los riñones, señales de lesiones en los riñones, anomalías presentes desde el nacimiento, la presencia de obstrucciones o piedras en los riñones, complicaciones de una infección del tracto urinario y la presencia de quistes o tumores.

“En los Estados Unidos existen 37 millones de personas con una enfermedad renal crónica. La raza es muy determinante en la predisposición para la enfermedad. Los negros tienen un riesgo tres (3) veces mayor a toda la población y los latinos 1.5 veces. Nosotros ocupamos uno de los principales territorios estadounidense con mayor tasa de personas afectadas o propensas a ser pacientes renales. Somos el primero con el mayor número en porcentaje en todo Estados Unidos. Hay muchas personas diabéticas en la isla que no se cuidan bien”, explicó.

“Nos gusta la sal en las comidas; las grasas saturadas y no visitamos al médico para, al menos, una prueba anual de laboratorios y ver esos niveles de proteínas en la orina y azúcar en la sangre. Debemos tener conciencia de que si existen 2.5 de habitantes en Puerto Rico y de ellos 1 de cada 3 tiene diabetes o posibilidad de heredar esta condición, se puede deducir que hay un millón de personas que tienen un principio de daño renal y o lo saben o no. Eso es muy importante destacarlo porque el gasto mayor del Medicaid en los Estados Unidos; equivalente al 20% de su presupuesto total anual está destinado a sufragar los gastos relacionados a pacientes renales. Deberíamos recomendar que cada persona se realice un urinálisis de cada seis meses o al año”, finalizó Pérez Ramos.

Conclusiones

Entre las recomendaciones básicas para evitar los principales problemas de salud que degeneran en enfermedades crónicas de los riñones se destacan el ejercicio regular, una dieta balanceada, reducir el consumo de sal de mesa, mantener una hidratación adecuada y controlada, mantener los niveles de proteínas bajos, mantener hábitos saludables como no fumar ni beber alcohol y realizarse laboratorios recomendados por su médico.

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Un asunto importante a tener en cuenta es que las infecciones tienden a causar daños en los riñones debido a la inflamación que se produce. El uso de antibióticos y medicamentos provoca una baja presión sanguínea, por lo que se conocen como otros factores relacionados a esta situación.

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