La enfermedad de Hashimoto, es una enfermedad de tipo inmunitario que afecta directamente la glándula de la tiroides, esta suele avanzar lentamente con el paso de los años, y en la mayoría de los casos es posible no notar síntomas ni signos de alerta, sin embargo, la disminución en la producción de la hormona tiroidea, puede causar estos síntomas:

Fatiga y pereza, aumento de la sensibilidad al frío, aumento de la somnolencia, piel seca, estreñimiento, debilidad muscular, dolores, sensibilidad, rigidez muscular, sangrado menstrual irregular o excesivo, depresión, problemas de memoria o concentración, hinchazón de la tiroides (bocio), cara hinchada, uñas quebradizas, caída del pelo y agrandamiento de la lengua.

Entre los principales factores de riesgo para desarrollar esta enfermedad son: 

Sexo: Las mujeres son mucho más propensas a contraer la enfermedad de Hashimoto.

Edad: La enfermedad de Hashimoto puede darse a cualquier edad, pero se presenta con más frecuencia en personas de mediana edad.

Otras enfermedades autoinmunitarias: Otras enfermedades autoinmunitarias, como la artritis reumatoide, la diabetes tipo 1 o el lupus, aumentan el riesgo de desarrollar la enfermedad de Hashimoto.

Genética y antecedentes familiares: Tienes mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Hashimoto si en tu familia existen trastornos de la tiroides u otras enfermedades autoinmunitarias.

Embarazo: Los cambios típicos de la función inmunológica que se presentan durante el embarazo pueden ser un factor de la enfermedad de Hashimoto que comienza después.

Exceso de yodo: Consumir demasiado yodo en la dieta puede ser un desencadenante para las personas que ya tienen riesgo de tener la enfermedad de Hashimoto.

Exposición a la radiación: Las personas expuestas a niveles excesivos de radiación ambiental son más propensas a tener la enfermedad de Hashimoto.

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