Los niños con enfermedades subyacentes y crónicas tienen mayor riesgo de desarrollar problemas de salud severos por el coronavirus.

Investigadores de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, utilizaron un estudio transversal para analizar los datos documentados de 43.665 pacientes. La muestra de estudio comprende a las personas menores de 18 años de edad ingresadas a las salas de emergencia por causas del COVID-19, entre marzo de 2020 y enero de 2021.

Los datos provenientes de la base de datos de Premier Healthcare (PHD) de más de 800 hospitales permitieron encontrar que el 28,7 % de niños y adolescentes tenían una enfermedad subyacente. Siendo las enfermedades diagnosticadas con mayor frecuencia el asma (10,2 %), seguida de trastornos del desarrollo neurológico (3,9 %) y los trastornos de ansiedad (3,2 %). Un 2,8 % presentaba trastornos depresivos a largo plazo y un 2,5 % tenía obesidad.

En cuanto a los factores de riesgo que tuvieron mayor incidencia en los casos de hospitalizaciones por COVID-19, se encontró que la diabetes de tipo 1 y la obesidad serían las más significativas con una razón de riesgo ajustada de 4,60 y 3,07, respectivamente. Las anomalías cardiovasculares congénitas (aRR: 1,72) también se encuentran dentro de los factores de riesgo más elevados. Se identificaría que dentro de la población menor a dos años de edad, los nacimientos prematuros (aRR: 1,83) serían los que tienen mayor posibilidad de presentar un curso severo por COVID-19.

En términos generales los niños con enfermedades crónicas y complejas mostraron un factor riesgo mayor de ser hospitalizados. Los menores de edad que ya habían sido hospitalizados con enfermedades crónicas también presentaron mayor riesgo de desarrollar un episodio severo de COVID-19 en comparación con aquellos que no tenían enfermedades previas.

Los resultados determinaron que los casos más severos que se presentaron a causa del COVID-19 en niños y adolescentes están relacionados a enfermedades subyacentes como la diabetes de tipo 1, anomalías cardiovasculares congénitas y obesidad. Esto podría ser un hallazgo significativo para el tratamiento de la enfermedad.

Información consultada aquí.

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