Un estudio realizado por médicos del País alerta sobre los cambios asintomáticos en el hígado de pacientes diagnosticados con diabetes mellitus tipo 2 a través de un estudio de ultrasonido que ha revelado datos clínicos adicionales sobre la salud hepática de esta población de pacientes. 

La investigación sostiene que el daño al hígado es una consecuencia clínica común de la diabetes mellitus crónica tipo 2, pero que el estudio evalúa si la elastografía de ondas de corte mediante ultrasonido (SWE, por sus siglas en inglés) y la evaluación hemodinámica de la vena porta y la arteria hepática, pueden complementar datos de estudios clínicos tradicionales para el monitoreo de la salud hepática de estos pacientes. 

El estudio tuvo una muestra de 64 pacientes (31 controles y 33 pacientes con diabetes mellitus tipo 2 confirmado) entre 21 y 74 años de edad. A estos se evaluó el tamaño del hígado, la rigidez y la hemodinámica de la vena porta y la arteria hepática. 

Según el equipo de investigación bajo la Sección en Endocrinología del Recinto de Ciencias Médicas (RCM), se observaron diferencias significativas en la ecografía del hígado entre los controles y los pacientes con diabetes mellitus tipo 2. 

Los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 mostraron hígados más grandes y más rígidos en comparación con los pacientes controles. 

Con respecto a la función hepática, el fosfato alcalino -enzima que predomina en el hígado, huesos, riñones, etc.- fue significativamente mayor entre los pacientes con diabetes mellitus tipo 2. 

Asimismo, la ecografía de ondas de corte del hígado mostraron algunas diferencias asintomáticas en pacientes con diabetes mellitus tipo 2. 

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“El tamaño del hígado era mayor y la rigidez del hígado era mayor en los grupos de diabetes tipo 2 en comparación con los controles. Aunque el mayor número de pacientes de nuestra cohorte mostró estar en una categoría de estadio temprano, el grupo de diabéticos mostró una mayor proporción de pacientes en estadios avanzados de fibrosis hepática”, sostienen los autores.  

“En los estudios anteriores, no se detectaron diferencias significativas en los niveles de las enzimas hepáticas AST o ALT, lo que respalda aún más la opinión emergente en cuanto a que las enzimas hepáticas no siempre se correlacionan con la gravedad de la enfermedad hepática. Por lo tanto, se necesitan herramientas de diagnóstico aún más precisas para el monitoreo a largo plazo de la salud del hígado”, añaden. 

Otros datos señalan que la muestra arrojó un mayor índice de resistencia de la arteria hepática (IRAH) en la muestra de pacientes con diabetes tipo 2 -lo que concuerda con otros estudios realizados-, lo que concuerda con los hallazgos de una mayor rigidez hepática en este grupo. 

“Nuestro estudio también encontró un índice de pulsatilidad de la vena porta más bajo entre los pacientes con diabetes mellitus tipo 2, y hay evidencia de que este mismo índice está disminuido en los pacientes con enfermedad de hígado graso no alcohólico. Estos hallazgos sugieren un mecanismo compensatorio de la distensibilidad vascular- capacidad que tienen los vasos sanguíneos para contraerse apropiadamente en respuesta a los cambios de volumen y de presión- secundario a la infiltración grasa del hígado. Esta hipótesis justifica una mayor la necesidad de realizar mayores investigaciones sobre este particular”, abundan los autores. 

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“Nuestro estudio detectó cambios significativos en la rigidez hepática en pacientes diabéticos en etapas tempranas , donde los cambios pueden ser potencialmente reversibles con un tratamiento temprano para evitar complicaciones clínicas adicionales. Esto es de gran importancia en la atención preventiva, ya que los estadios avanzados de la fibrosis hepática se han asociado con un aumento del riesgo cardiovascular y la mortalidad”, añaden. 

Asimismo recalcan el beneficio de los estudios con la elastografía de ondas de corte como herramienta útil para el diagnóstico y clasificación de la fibrosis hepática en pacientes con diabetes mellitus tipo 2.

“Como procedimiento no invasivo, es clínicamente factible realizar un seguimiento del paciente a lo largo del tiempo para evaluar la salud del hígado e implementar una intervención terapéutica temprana cuando sea necesario”, concluyen. 

El hígado graso constituye una de las primeras causas de trasplante hepático en Puerto Rico, mientras la diabetes ha sido una enfermedad catalogada como una epidemia.  

Entre los autores del estudio se encontraron los doctores Bárbara Riestra Candelaria, Juan Carlos Jorge, Miriam Rodríguez, Gory Ballester Ortiz y la endocrinóloga Loida González Rodríguez.

Más información del estudio aquí

Revista MSP

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